martes, 9 de agosto de 2011

Bergen

Hay un cuadro de nieve
pegado a los cristales
de nuestras vidas
y una lluvia de piedras
llama algunas noches
con su timbre atronador

Hay música de viento
en ese cielo pesado
que se desploma
sobre el mar del Norte
y detrás de los postigos
terribles ventiscas
amenazan con entrar
y llevarnos
arrastrarnos por las nubes
de colores que bailan
sobre el hielo
bajo la trágica sinfonía
de un crepitar
Hay monstruos en las rocas
gigantes de bocas cavernosas
plantas bulbosas
alfombras mojadas de musgo
que roban las huellas
del caminante
Hay paraísos y hay abismos
en ese silencio
que anuncia los hielos polares.
Y me preguntas
¿como tú, ave de cielos heroicos,
cambiaste por esta terrible fiera rugiente
este furor de auroras boleares
y esta selva de hongos venenosos;
la dulzura celeste
de un mar de costas dóciles
que se dejan acariciar
por lentas lenguas de espuma?

Y abres tanto los ojos
que casi
me ahogo.

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