Agua fresca de las fuentes bebe,
reposa sobre las muelles piedras,
yace entre amapolas y jaramagos.
...Desde el cielo como águila vuela
Pero hija mía, no te detengas
Jugosas resinas y ambrosías,
manso elixir de las uvas tiernas,
néctar de corolas y pistilos
enceren tus hélices viajeras
Vuela, hija mía, no te detengas
No te espanten sus monstruos sin alas
no te asusten sus voces siniestras
no bebas del cáliz de su amargura
No dejes que te aten sus miserias
Sigue hija mía, no te detengas
No te creas sus viejos refranes
no, no escuches sus canciones viejas
no te pongas sus crueles disfraces
no te sientes en sus falsas mesas
Vive hija mía, no te detengas
Siente tus manos cuando arañan
las entrañas de las madrigueras
llénalas de cuerpos y de espuma
úngelas con resina de almendras
No, hija mía, nunca te detengas
Rompe con la furia de tu risa
la senda de mudas calaveras
quema sus caducos pergaminos
huye de su calabozo de ideas
Vuela, hija mìa, no te detengas
Escupe sobre sus tristes tumbas
donde se pudren sus carnes muertas
y con música de cascabeles
apaga el tropel de sus cadenas
Vive, hija mía, no te detengas
Abre esas manos como alas
besa caminos y besa veredas
abraza la lluvia y el viento doma
acaricia a las frías estrellas
No, hija mía, nunca te detengas
No permitas que de los sepulcros
crezcan vigas y florezcan rejas;
que responda de tu risa el trueno
al relámpago de su tristeza.
Y sigue que no te detengan
Que la muerte se quede con ellos,
porque tú heredarás la tierra.
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