jueves, 18 de agosto de 2011

Neil Armstrong



El hombre avanza
como un John Wayne
vestido de hojalata
contoneando la cintura
graciosamente,
casi ingrávido.
No se sabe si feliz.
Millones de años
de soñadores,
de noctámbulos
y de insomnes
de poetas,
de borrachos
y de amantes
de licántropos
de vampiros
y de voyeurs
van a quedar
reducidos
a una trágica huella
estampada
sobre un triste suelo
de cenizas

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