miércoles, 8 de febrero de 2012

Desde las estrellas

Desde las estrellas


("Sein zum Tode" Heidegger)



Desde las estrellas
no existimos.
No se respira
ni se ama,
ni se aborrece.
Ni nos limpiamos las vísceras,
ni nos maquillamos los ojos,
ni nos mata el pánico.

Desde las estrellas
no despertamos con mal sabor en la boca,
ni nos miramos al espejo con las pestañas turbias,
ni sentimos el calor redentor del cuerpo que durmió
a nuestro lado;
toda la vida o solo una noche;
desde las estrellas eso no importa.
Como no importa el dolor, el vacio de los ojos
de regreso a la madriguera
cuando oscurece,
pálidos todos bajo esas luces de tanatorio,
sin coronas,
que invaden todas las arterias del gran monstruo;
invisible, sin embargo, desde las estrellas.

No se ve desde la bóveda celeste
ese furor de serpientes de acero
reptando por los subterráneos del mundo,
cargadas de cuerpos
arrancados cada mañana del cuerpo que nos salva
de la niebla,
de la nada.
No llega al espacio sideral
el aroma del café como una palanca
sobre los pesados párpados,
ni una mínima mota del perfume
dulceamargo
que dejan los cuerpos después del amor.
No llega el hervor de la saliva
cuando se dicen palabras
que no se sienten. Para sobre-
vivir.

Desde las estrellas,
somos apenas un hormiguero
que se lanza cada madrugada
a desguazar su mundo,
armado de minúsculas herramientas
-uñas, dientes, alicantes, balas, dinamita, uranio-

Ysin embargo
-oh sí-
estas invisibles legiones
de seres con olor a pólvora
y con olor a sábanas
Esas criaturas,
microscópicas, desde las alturas de los astros,
saben que van a morir
y escriben poemas a su nada cotidiana
dibujan garabatos angustiados
inventan sinfonías y valses,
y lloran en los cines
testigos de historias que saben falsas.

Y se preguntan
desde ese cascote que gira
sobre una elipse de acero:

por qué existen las estrellas.

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