Mañana millones de pequeños disparos
abrirán las dulces yemas de la tierra.
Mañana se manchará de verde
el alma de los árboles
y se teñirá de sangre
la máscara de los prados.
Amarillas quimeras de oro,
frágiles membranas violeta
extenderán sus leves enaguas
sobre el viejo mundo durmiente.
Emergerán de las nieblas,mañana,
las copas brillantes de los abetos
como pinceles rabiosos.
Romperá la costra del duro hielo
el delicado meñique de un lirio
y se abrirá paso el azul triunfante
entre las hoscas legiones del bosque.
Volarán, mañana, furiosos pájaros nuevos,
famélicos, surgidos del destierro
del implacable invierno
y correrán criaturas humeantes
lejos del útero y de la noche
buscando el néctar de la aurora
de los tiempos.
Pero tú y yo seguiremos
en esa prisión de témpanos,
matándonos el uno al otro.
Ajenos a la primavera.
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