domingo, 8 de abril de 2012

Kyssen av Munch (El beso)

Temblor
El alba se acerca temblando,
se arrastra por los tejados, se descuelga por los muros
hasta llegar al alma de esta ciudad
- que tanto amábamos-.
El ciempies del tiempo se detiene, un instante,
para contemplarnos. Tenemos tan pocos años
y nos comemos a besos
entre los muros de una calle sin farolas y sin tráfico.
Amanece y no conozco tu nombre.
Ni conoces mi casa, ni mi vida
Pero nos devoramos el corazón antes de que se paren los relojes
de todas las catedrales y de todos los campanarios
y seamos esas sombras en las cartulinas de un álbum.
Amanece, extraño efebo de ojos claros,
y nos duelen los labios.
Nos estalla el pájaro de la noche en el pecho.
Nos lame la piel la rabiosa melena del sol .
Ya las esculturas de bronce son frágiles criaturas, desnudos cuerpos,
sin pelo y sin plumas,
escondidos dentro de unos desgastados jeans
nadando como peces fríos dentro del mar de las camisas.
Entonces fumamos el cigarro que no nos matará
porque somos demasiado jóvenes.

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