lunes, 29 de agosto de 2011

Los documentos secretos de la Universidad de Harvard

Los documentos secretos de la Universidad de Harvard
(Sobre la importancia de llamarse Eva)

Dios se aburría como una ostra, esto está escrito en unos pergaminos celosamente custodiados en los archivos secretos de la Universidad de Harvard ; sacados a la luz recientemente por el prestigioso filósofo, teólogo y psiquiatra Sir Samuel Kuznitzky.
Dicen los documentos que al principio Dios estaba muy contento con su paraíso terrenal (ahora le pongo un pico de pato al ornitorrinco, luego cambio el gorila por el babuino, por alli viene una vicuña, esos lagartos al sol se me van a chamuscar, que bien me crecen los rododendros ...) ; pero que, pasados unos milenios todo le cansaba pues no hay dicha ni plenitud que resista a la eternidad.
Así que para combatir el aburrimiento creó a Adán, pero el invento solucionó poca cosa.
Los dos recorrían el edén con parsimonia, charlando sobre como el rayo provoca fuegos más duraderos en la península arábiga que en la de Florida o cómo hacer para subsanar el defecto producido en la creación del cangrejo de mar y su errático caminar.
Leyendo entre líneas, Kuznitzky llega a la conclusión de que pasado el encantamiento de los primeros paseos, el tedio se apoderó de los diálogos entre Dios y Adán.
Adán, acosado por las urgencias humanas, propuso algo oscuro a Dios para combatir la melancolía cotidiana de las eras ; pero Dios, quien no tenía barro sino nieblas y éteres siderales bajo la túnica, se mostró intransigente.
Matiza Sir Samuel que aunque el Gran Arquitecto se negó, alguna inquietud se despertó en los entre-gases divinos, pues siglos más tarde dedicaría todo un capítulo a las proposiciones adánicas. Capítulo al que tituló "Los perversos de Sodoma y Gomorra", de alto contenido pornográfico, en su gran best-seller "La Sagrada Biblia" ( Ver estanteria 2300, leja 18000 bcx, de la biblioteca Celestium II)

Así que, los papiros harvadianos dejan entrever que para no acabar con el prejuicio es muy probable que dios decidiese inventar un juguete nuevo
Así descostilló una noche a Adán, después de anestesiarlo convenientemente con veneno de serpiente y sopló al hueso y apareció Eva.
Debió ser cosa del veneno que se filtraría en el tuétano del hueso por lo que aquella cosa le salió tan extraña.

Nada más abrir los ojos, en la primera mañana de su vida, echó un vistazo al huerto celestial y preguntó:

"¿ No habrá por ahí algo prohibido.?"

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