jueves, 25 de octubre de 2012

Tu sonreías en Lisboa

 

  Me llamó, a eso de las doce.
Nevaba y la calle tenía esa luz 
y ese silencio que anuncia fantasmas.
Estaba bebiendo un café caliente
en mi viejo sillón 
mirando el mar helado.
En la casa que fue nuestra,
en el cielo que fue de los dos.
 A lo lejos el cementerio 
se cubría de esa costra blanca
donde se asfixian las flores.
  Aquella foto, dijo.
Recuerdas aquella foto.
Donde tú sonreías con un vaso de vino verde
en un mirador de Lisboa
que se parecía tanto a  Granada.
Llevabas un vestido negro 
y un cinturón rojo
y yo le compré a un vendedor ambulante
una pulsera de la suerte.
Recuerdas....
Nevaba
 y sus palabras parecían atravesar
vastos palacios de hielo.
La foto de Lisboa,
tu leías Caim de Saramago.
Trata de recordar, por Dios.
Esa foto, mi vida, esa foto.
Me estoy muriendo de frío
entre estas sábanas de viento.

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