Todos estos sitios
después, cuando ya no te ame,
volverán a ser ciudades
con sus calles y sus plazas,
y sus mercados,
y sus bailes de semáforos
y sus maniquíes,
asomadas con indolencia
a la pálida luz de los escaparates
Y todos los trenes
serán solo esos reptiles de lata
en cuyo interior de acuario
se adivinarán rostros
mirando el vacío
o soñándolo
Y los aviones sobrevolarán
continentes
y escupirán de su vientre
viajeros exhaustos
y felices
Cuando ya no te ame
el mundo será , de nuevo,
esa esfera
lanzada al hastío de las estaciones,
el condenado dócil
que nunca experimentará
otro camino,
ni se rebelará
contra las sacras leyes
del peso de los cuerpos.
Yo misma,
cuando ya no te ame,
podré observarme
desde la estrella que yo elija,
y vista desde la lejanía de los astros
y las constelaciones,
tornaré a la nada.
Porque, al fin y al cabo,
hoy solo me siento
esa cosa que te ama.
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