I
Desde su puesto
vacante en la nada,
un aprendiz de brujo
dirige la orquesta
de los astros
y sus satélites
Un minué
silencioso
e ingrávido
de enaguas de gasa
y zapatitos de cristal
Es el baile de la noche
coronada de nácar
Es la noche de la diva
Mírala
cómo agita su melena metálica
en el espejo
del mar.
Vestido de fiesta,
de negro vestido,
como la muerte,
negro y obsceno
acecha el mar
Bello de noche
bajo la espléndida máscara
de intrépido bailarin,
esconde todo un mundo
que acecha
-Hierbas corrompidas
criaturas resbaladizas
conchas sin alma
pequeños monstruos
tullidos.-
El negro mar
el mar perverso
se deja cabalgar
por las nalgas heladas
de la reina
mientras adentro
se estremece
todo el horror que oculta.
II
A tí, luna engreída
alguien debería advertirte
que ese que viene
disfrazado de suave terciopelo
y que te ofrece su espalda
como espejo
de tu melancólica danza,
ese,
no es de fiar.
A tí, sí , gran diva,
cuando menos lo esperes
sentirás bajo tu falda
de ágatas
el escalofrío
de una lengua blanca
de espuma
Un apéndice nacido
de las entrañas
del mar,
falsamente blando,
emisario pacífico
de la gran danza final,
del ataque
a traición de toda su artilleria
de pétreas caracolas
de peces de fuego
y medusas de metal.
III
Miras el mar
miras la luna
dices
hermoso
todo este paisaje
y tú
y yo
y lo que se avecina.
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