lunes, 29 de agosto de 2011

En esta hora incierta ( a mi hermano Paco)


I
En esta hora incierta,
teñida de la gangrena del ocaso,
hora del regreso de las máscaras
al reino de la nada
hora de mujeres
esfumadas en negros tules,
de campanas y de crisantemos.
Justo en esta hora
nos detenemos
a rescatar tu imagen de los cuadros
a dibujar tu huella en la tierra
y desenterrar tu sombra
de la nada
En esta hora amarga
nos detenemos
ahora, a mirar atrás
cuando ya ni rastro de tus pasos
guarda el camino

II

Y nos fusilan los desnudos porqués,
por qué no nos miramos aquella noche,
por qué no hablamos de aquellas cosas,
por qué no nos revolvimos los cabellos
por qué no agotamos la vida
para que no quedara nada que meter
en tu absurda maleta.
Por qué no jugamos entre los árboles
-emergidos hoy como las tristes bestias
de un bosque jamás habitado-
cuando los días de las tiernas magnolias
y los salvajes rododendros
alfombraban el lecho de los deseos.

Nos preguntamos entre la espesura de las ramas,
cuando hasta las siniestras sombras de la noche
han olvidado dibujar algo parecido a tu figura,
porqué no apoyamos la espalda contra esa corteza
áspera y tibia para sentir correr en nuestra piel
las hormigas, las polillas, las orugas y la savia.



III
Justo ahora, cuando la noche cae como un telón maldito
y pasarán centurias antes de que el sol ilumine de nuevo
las tierras áridas y los picos de plata de las montañas,
nos miramos espantados, preguntando si podremos ser los mismos,
respirar el mismo aire, beber la misma agua, aspirar los perfumes
acariciar los pétalos y aplastar las frescas hierbas
cuando el mundo de tu rastro sólo conserve el sueño
la ausencia, el silencio. La nada.


IV
A esta hora exacta
en que regresamos a la hermosura y te dejamos sin remordimientos
dormido en el regazo de la soledad.

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