I
La señorita Nati era
una mala maestra
que nos hizo perder un curso
Eso decían
Era toda ojos y era toda tristeza.
Se había casado con un pollopera
en contra de las ordenes paternas
y había sido desterrada de la casa
y de los mullidos cojines
que el buen apellido
puso siempre bajo su melancolía
de niña rica y fea.
Ell guaperas que le causó ese destrozo
le pagó triturándole el corazón
y vendiéndole las joyas.
Pero todavía le quedaban
unos pedientes
que eran dos perlas
de nácar puro
y parecían a veces
dos lunas
y a veces
dos espejos
y a veces
dos burbujas de nieve
y a veces
dos galletas de nata
y a veces
dos flores de almendro
y a veces
dos botones de espuma
y a veces
dos pétalos de rosa
Pero de tanto sobarlas
se fueron convirtiendo
en dos ojos sin niñas
en dos almas en dos vidas en dos guiñapos
II
En dos pozos
III
La señorita Nati se quitaba los pendientes
y los dejaba sobre el libro
ocupando dos versos de Machado
o una estrofa de Bécquer
que ya no quería leer.
IV
Y los contemplaba
V
Los contemplaba
omo si fuesen
la bola de cristal
donde se ve el futuro
desierto.
Diisimuladamente
se enjugaba
con el dorso de la mano
-mano lánguida de fugitivo nácar-
una inoportuna lágrima
VI
La señorita Nati hizo la maleta un día
y se marchó con sus perlas
y con el chulo que la hacía desgraciada
en la vida
y puede que algo feliz en la cama.
En su lugar
llegó la señorita Loli
que nos enseñó mucho
y nos llevó a ver el mar
VII
De la señorita Loli conservo
una ortografía impecable
y una caracola gigante
que ruge con un ruido infernal
cuando acercas la oreja
a su trompa de eustaquio:
un escándalo que nada tiene que ver
con las melodías oceánicas.
De la señorita Nati
guardo
un pellizco en el estómago,
el horror a las perlas
y a los pozos
No hay comentarios:
Publicar un comentario