lunes, 29 de agosto de 2011

Pubertad


Navega en el aire la savia

de las espumosas almendras

estalla sangre de amapolas

sobre pálidas sementeras


Calienta mi lívido labio

dulce ambrosía de ubres llenas

y escupe al decente invierno

el calostro de la primavera


El azul violento de los lirios

destiñe a las pálidas venas

y derrama oro el jaramago

sobre las perlinas estepas


El aire de mayo, aire obsceno,

camuflado en la última niebla

cuelga sobre los tiernos lóbulos

pendientes de rojas cerezas


Un carro de rayos de bronce

despierta las aves primeras

Abro mis ojos de claro ámbar

a las mariposas hambrientas.



Armada de alas de hetaira

vestida de púrpura seda

me tiendo en el altar sagrado

donde morirá la inocencia.


Aire de mayo, remolinos

dibuja en las faldas de tela

roba espirales de azabache

a las indómitas melenas


Mayo de alas de ave lasciva

con plumaje de ingrata hembra

ya se estremece la serpiente

en las entrañas de la tierra


De la noche de los abismos

emerge su escarlata lengua

y la sacude fustigando

sefafines de carnes muertas.


Escapan los pálidos ángeles

al castillo de las tinieblas

donde ya prepara el invierno

un karkaj de aceradas flechas


Piernas como aspas de molino

guadañas de ortigas violentas

volando, volando sobre las espigas

regadas por la sangre nueva:


ya a la savia de los placeres

blancos muslos abren sus puertas

Viene engangrenando la tarde

el exangüe rostro de la pureza


Mayo no te vayas detente

quédate mayo entre mis piernas

porque ya dos guindas menudas

tiernos corazones de almendra

anuncian bajo la camisa

la agonía de la primavera

y la llegada del imperio

del Dios de las nieves perpetuas.


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