Tú ibas de negro,
como siempre,
como debía de ser.
Yo iba de luna,
como querías tú.
Pude tirar piedras
a todos los gatos
de las murallas
y morder las rosas
de todos los jardines;
pero jamás
pude quitarme
este estaño lunar
necesario
a tu negra sombra.
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