Lo retuvo durante meses.
Solo suyo.
Sin piedad del llanto derramado,
sin miedo de toda la rabia,
sin misericordia de las súplicas
Glacial como es ella, lo retuvo,
ajeno a la casa y a la vida,
sin señales sin pisadas
ni soplos de esperanza
-No sé, ese jarrón que se cae,
o esa luz que se apaga sin un pretexto-
Pero de un tiempo a esta parte,
quién sabe de que estrategias
se ha valido
que dicen su nombre las cortinas
cuando las mueve la brisa de la noche
y tiene su cara la luna cuando es tan redonda
que rebosa hasta derramarse en niebla
y sus pasos retumban
en el tambor de los pasos de un desconocido
que se acercan por la avenida
o se detienen a encender un cigarrillo
a contravento.
Quién sabe cómo ha encontrado el camino
y la llave para escapar de los dominios
de la dama de hielo.
Quien sabe de qué zalamerías se sirvió
para engañar
a la solitaria dueña de la guadaña,
Cómo planeó la fuga y se acercó finalmente a mis sueños,
cada noche. Casi cada noche.
Viene y me susurra algo al oído
y yo le sonrío y nos volvemos niños
y venimos los dos corriendo
por la cuesta de la fuente
con los bolsillos llenos de moras maduras
y las manos y las bocas sucias
de su sangre violeta.
Llegamos a la pequeña meseta
donde crecen las malvas de flores carnosas
y los dorados jaramagos y esas florecillas azules
que llamábamos zapatitos del niñojesús,
y amapolas y lirios
y las avenas locas y los cardos y las ortigas
Nos sentamos en el viejo tronco del nogal
que se llevó el viento
aquella noche en que el mundo parecía una pluma
y tú decías cierra los ojos que vamos a volar
Acercas tu boca a mi oreja y tu voz de niño sussura
Es hermoso estar vivo hermana.
Qué triste que tú te hayas muerto.
Despierto, extiendo los dedos,
preguntándome quién soñó a quién.
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